sábado, 23 de abril de 2016

Tiempo de conquistar.

Josué 1:5 Nueva Versión Internacional (NVI)

Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré.

Josué fue un gran general. Nació como esclavo en Egipto y tenía 40 años de edad en el tiempo del Éxodo. Ocupó un lugar sobresaliente en ese tiempo. Estuvo con Moisés en los momentos más relevantes de la manifestación del Poder y la Gloria de Dios en el peregrinar de Israel por el desierto.


Pero Moisés murió en los umbrales de la tierra prometida; ahora la responsabilidad de tomar posesión de ese territorio, recaía en los hombros de Josué, a la edad de 80 años.

¡Tremenda misión para este varón!, le invadieron sentimientos de duda y temor a pesar que él había sido forjado en la fragua de las batallas y vicisitudes del desierto. Llegó el día prometido por Dios, no sin antes luchar y conquistar la tierra de los gigantes.

Ya no estaba Moisés, su mentor y líder; aquel varón que hablaba cara a cara con Dios. El espejo le mostraba que ya no era aquel joven de 40 años.

Es en este contexto emocional y espiritual de Josué, donde recibe la promesa: “No te dejaré ni te abandonaré”. Dios prometió estar con él del mismo modoque había estado con Moisés, más allá de su edad, más allá de sus capacidades, más allá de todo panorama desalentador que se presentara ante los ojos de Josué.

 

Dios vio en Josué un corazón dependiente de Su Poder y Gloria, un corazón que entendía que sin Dios, estaba destinado al fracaso.

 

Es así que Dios le da el plan para la conquista:

 

·         Obedecer toda la ley (La Palabra de Dios) que Moisés le mandó.

·          No apartarse de ella para nada.

·         Recitar siempre el libro de la ley y meditar en él de día y de noche.

·         Cumplir con cuidado todo lo que en él está escrito.

 

Josué debía tomar la Palabra de Dios en una mano y la espada en la otra. Se le ordenó entrar en acción por la fe. Debía esforzarse y ser valiente.

Camaradas, nosotros debemos esforzarnos y ser valientes también. Tenemos que ponernos en marcha por la fe, y por la fe tenemos que apropiarnos de nuestras posesiones espirituales.

Debemos conquistar y dejar la herencia de bendición para las generaciones venideras; con la presencia de Dios en nuestras vidas, el Príncipe de las tinieblas no podrá hacernos frente. Necesitamos llevar con nosotros la Palabra de Dios en esta campaña de conquista espiritual. Él lo prometió “No te dejaré ni te abandonaré”

Ariel Lucero - Ministerio a los Uniformados.-

Una linda canción en alusión al tema.




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