Animo Restaurador, Enemigo
Preocupado
(Nehemías 4:2-6)
Esto suele suceder cuando te determinas a reconstruir los muros de tu
casa, cuando la cosa en las relaciones familiares se están poniendo difícil y
empiezas a mirar cuál es el camino más corto para huir; porque las voces
enemigas son fuertes diciendo “no podrás”; “no tienes las fuerzas para
hacerlo”; “ya está todo destruido”, “abandona todo” etc.;
Vs 4:2 Y
habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen
estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios?
¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que
fueron quemadas?
Cuando empezamos con los movimientos de restauración o edificación, el
enemigo le informa a sus colaboradores y también al ejército; pero tiene una teoría
acerca de las ruinas; está convencido que una vez muerto es imposible que
vuelvas a resucitar, considera que lo que el destruyo ya es polvo, nunca
considerara que eres una persona de una nueva oportunidad.
Vs 4:3 Y
estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro
de piedra, si subiere una zorra lo derribará.
Es más; el enemigo te califica y considera que aun tu usando el mejor
material para construir, no te cree capaz de poder hacerlo; sencillamente
porque conoce tus debilidades y justamente en el “esfuerzo” , “la constancia”, “la
perseverancia” y “el sacrificio” es donde va hacer efectivo su ataque; porque
te ha observado por mucho tiempo haber iniciado algo y no haber concluido nada,
porque siempre las cosas han quedado a medias; el enemigo está convencido de
que lo que construyes no es fuerte, cualquier cosas lo echaría por el piso,
cree que eres sumamente débil, que no tienes el temple para reconstruir al
punto que los menosprecia diciéndoles “que ni siquiera eso resistiría la fuerza
de una zorra”.
Vs 4:4
Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de
ellos sobre su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio.
La experiencia dice, que suele ocurrir durante tu tiempo de
preparación cuando las voces que se
levantan para resaltar tus debilidades, sino para atacar tu alma con actitudes
y palabras de manera tal que sucumbas en tus desafíos; ellos recibieron una
palabra despreciadora “menosprecio” hasta se podría decir que los consideraban
un objeto. Demasiada ofensa, provoco una reacción que hizo que se pidiese a
Dios que interviniera haciendo justicia.
Vs 4:5 No
cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron
contra los que edificaban.
Pedir la intervención de Dios era lo más correcto y estaba fundamentada
la petición porque estaban llenos de iniquidad y sus pecados eran muy
evidentes. A veces cometemos el error de
decirle a Dios lo que tiene que hacer y si es posible le indicamos donde está
el problema de los demás pidiendo que se haga justicia. Creo que esto nos
incumbe a muchos, si no podemos hacer justicia por manos propios, queremos que
las haga Dios a favor nuestro. Ponga atención en esto que también es estrategia
enemiga.
Vs 4:6
Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su
altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar.
A
pesar del enojo enemigo, el desprecio y el concepto que tenían de ellos,
creyendo que nada podrían construir, que mejor fuera que se hicieran polvo
prosiguieron con la labor, su ánimo nunca decayó porque ellos pudieron
experimentar que podían; todavía la tarea no estaba terminada estaba a la
mitad. Ahora es importante resaltar cuantas personas se quedan a la mitad;
inician un ministerio lo dejan, toman un curso o una carrera también son
superados y dejan, inician una vida de matrimonio también piensan en el
divorcio, llevan a sus hijos a gimnasia
o a la iglesia solo una o 2 veces y después abandonan poniendo cualquier excusa
y eso es abandonar la mejor construcción que es la relación con el hijo/a, empiezan con la construcción de sus casas y
dejan todo a la mitad paredes sin pintar, sin revocar, la instalación sanitaria,
de gas, de luces a medias, todo queda inconcluso porque el enemigo ha sido
escuchado con sus voces “déjalo para más adelante”, “seguís otro día”, “te
cuesta mucho que lo haga otro” etc.
Camarada, no claudiques; pon manos a la obra por tu familia, aunque el
pronóstico sea adverso “El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a
las nubes, no segará” (Eclesiastés 11:4). Dios respaldara tu buena
determinación!!.
Pasto Simón Melendres – Subof Sup (R) –
Córdoba.-
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