viernes, 10 de junio de 2016

Instrucción para el alma (Iniquidad - 1ra parte)


QUE ES LA INIQUIDAD (Parte I)

Si nos enfocamos solamente en lo que es en sí la iniquidad y la gravedad de lo que ocasiona en la vida de cualquier persona tendremos respuestas  ante verdades allí escondidas y que tienen relación con los tiempos que vivimos.

Aunque algunos han dicho que la iniquidad es posible que se transfiera genéticamente por el ADN. Todavía no es posible comprobarlo científicamente en su totalidad, creo que todavía no es comprobado. Pero si tú vas al médico normalmente ellos preguntan si tus padecimientos los tuvo alguien de tus padres o antepasados. La Biblia dice que las iniquidades están grabadas en el corazón, además se transfieren de generación en generación y están desde el nacimiento con la persona (Salmo 58). Es sorprendente las veces que la Biblia hace esta separación entre pecado, rebelión e iniquidad, a veces claramente y otras veces se pierde debido a las traducciones, ya que iniquidad en la Biblia se puede encontrar como, pecado, injusticia, maldición  o maldad. En muchos otros pasajes se ha mantenido esta separación o diferencia de términos.

 “Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y  cuarta generación”. Éxodo 34:6-7  

¿Y si es lo mismo, porque Dios lo separa?

”Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto. Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo”. Números 14: 33-34

La iniquidad se transfiere de generación a generación:
Esa transferencia es como una tendencia a repetir los pecados de los padres y ancestros. Es decir yo no heredo los pecados de mis padres, pero si heredo la tendencia a pecar.
 La biblia es clara que cada quien es responsable de su propio pecado. Así que en ningún momento estoy negando la eficacia y el poder de la  sangre de Cristo. Pero el hecho que tú digas que ya eres perdonado y fuiste perdonado, eso no te hace perfecto y mucho menos te libera de la tendencia pecaminosa. Si ese fuera el caso todos los cristianos seriamos unos santos y automáticamente somos libres de la tendencia pecaminosa y no pecaríamos jamás. El punto es que la iniquidad, es una tendencia a repetir los pecados de los padres, de los abuelos, bisabuelos y tatarabuelos.

El pueblo de Israel fue liberado de Egipto mas sin embargo tenía una tendencia muy arraigada en el corazón para pecar, para desobedecer, para ser rebeldes. Eso les impidió entrar en la tierra prometida. Te das cuenta eran libres por el poder de la sangre de Cristo (El cordero Pascual). Pero no del corazón. El corazón estaba atado a Egipto.

Así el cristiano es salvo pero falta purificar el corazón, limpiar el corazón de los pecados del pasado.

Jeremías 17:1 dice: “El pecado de Judá escrito está con cincel de hierro y con punta de diamante; esculpido está en la tabla de su corazón, y en los cuernos de sus altares”. 

No sé si te has fijado en este detalle:

Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto. Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo”. Números 14: 33-34

Cuarenta años por cada día, llevaran vuestros hijos ¿Por qué los hijos? ¿Porque cuarenta años, uno por cada día? Si eres estudioso de la Biblia te darás cuenta que en la Biblia los detalles cuentan mucho. Por eso Jesús dijo, que ni una pequeña tilde (‘) pasara sin que se cumpla la palabra de Dios. La razón por la que Dios se enfureció tanto del pecado, la rebeldía e iniquidad del pueblo fue porque no creyeron en su palabra. Para recibir las bendiciones de Dios hay que creer la totalidad de su palabra. Para Dios es muy importante que se crea en su palabra, no solo porque él lo dice, más bien porque es la verdad. Por eso Jesús dijo: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.

 La iniquidad es iniquidad aunque tú lo ignores
Cuando llegamos a Cristo hay muchas áreas de nuestra vida que no sabemos que necesitan ser cambiadas, no sabíamos ni siquiera que eran pecados o maldición en nuestra vida. Por ejemplo:
“Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; Se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos”. Proverbios 18:20-21

¿Cuántas veces has maldecido tu vida con tus propias palabras? ¿Cuántas veces has hablado cosas negativas a tu vida sin darte cuenta? Es increíble darte cuenta cuando la gente se está maldiciendo así misma. No digamos con el pensamiento, no digamos cuando eso sale del corazón. ¿Porque crees que en la juventud o en la adolescencia se forman los complejos? ¿Cuántas veces no maldecimos las vidas de nuestros hijos o familia cuando les decimos cosas negativas? En varias ocasiones he presenciado cuando un padre o una madre enojada maldicen a sus propios hijos. Más tarde en la vida esos hijos repiten lo mismo con sus hijos, esa es una cadena de iniquidad o maldición.

 “Cuarenta años estuve disgustado con la nación, Y dije: Pueblo es que divaga de corazón, Y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi furor Que no entrarían en mi reposo. Salmo 95:10-11

La iniquidad es una tendencia tan fuerte hacia el pecado que no te permite ver lo que Dios esta haciendo y diciendo ahora mismo. Aun más grave, es un problema que se transmite de generación en generación. Los mismos pecados que la gente cometió en Egipto, eran los mismos que se estaban cometiendo en el desierto. Tanto así que llegaron a decir que estaban mejor en Egipto y que preferían ser esclavos otra vez. A eso agrégale que ellos decían que Dios los sacó para matarlos en el desierto, cosa que Dios nunca dijo y mucho menos planeó.
Cuando una persona es salva, es perdonada de sus pecados inmediatamente y tiene la promesa de ir al cielo con Dios. Mas sin embargo te podrás dar cuenta que en la salvación inicia un proceso de aprendizaje y cambio. Más sin embargo, ese cambio no se da en la misma velocidad en todas las personas. Nunca es un proceso instantáneo.  

El cristiano nace en el Egipto espiritual, es decir esclavo y acostumbrados a los vicios y pecados de Egipto. Una persona recién salva no se da cuenta que es cautiva o esclava de muchos pecados o hábitos pecaminosos. Inclusive cristianos maduros de muchos años. Muchos ni sabíamos que era pecado porque siempre lo vimos normal. Hasta que se da cuenta que es un esclavo de los viejos hábitos, costumbres y pecados. Fueron cuatrocientos años de esclavitud, cuatrocientos años de herencias en el pueblo de Israel como esclavo. ¿Crees que ellos sabían vivir como libres? ¿Crees que ellos podían vivir como Reyes y Sacerdotes en Israel inmediatamente?

Un esclavo clama a Dios para ser liberado, recibe la liberación de Dios, pero inicia un viaje por el desierto. Es una preparación para purificar el corazón, para preparar el corazón. En el desierto la iniquidad debe morir, no es posible entrar a la tierra prometida con los pecados de Egipto. El cristiano debe pasar por un proceso de liberación no nada más de los pecados, si no de las iniquidades, maldiciones, etc.

“Antes en el corazón maquináis iniquidades; Hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra. Se apartaron los impíos desde la matriz; Se descarriaron hablando mentira desde que nacieron. Veneno tienen como veneno de serpiente; Son como el áspid sordo que cierra su oído,  Que no oye la voz de los que encantan, Por más hábil que el encantador sea”. Salmo 58:2-5

 Este es el relato de un malvado, que trae iniquidad desde el vientre de la madre, y su maldad es como veneno. Cada persona es responsable de su propio pecado, aunque recibes de los padres la tendencia a pecar y heredas de los padres, costumbres pecaminosas y enfermedades. La sangre de Cristo es suficiente, solo que hay que madurar y creer que la palabra de Dios es poderosa y la obra de Dios se va a completar.

Dios quiere que seas libre de iniquidad y heredes bendición
Como padres tenemos una responsabilidad de no pasar iniquidades a nuestros hijos. Sé que hay errores y Dios los perdona, pero también debo cancelar cualquier enfermedad genética, pecado de iniquidad, maldición, etc., que se aferre a mi familia, que sea generacional o que se transfiera. Debemos pedir que nuestros errores no te transfieran a nuestros hijos, especialmente el pecado que desconocemos.

Un ejemplo puede ser una señora cristiana que es divorciada y que mantiene a sus hijos. Ella en su dolor ha decidido que nadie toque o lastime a sus hijos. Ella en su estado cree que debe pelear y defender a sus hijos que fueron lastimados por el divorcio, por la infidelidad y el rechazo. Esa persona se comporta áspera y siempre a la defensiva, nadie debe volver a lastimar a mis hijos. Hiriendo y lastimando a otras personas porque cree que le están lastimando a sus hijos, pero ella cree que realmente los está defendiendo. Sus hijos creen que para todo hay que defenderse y que todo mundo les quiere hacer daño. Esta familia vive en problemas con todo mundo por su actitud siempre a la defensiva. Realmente los pecados de odio, rencor, pleito, etc. se están siendo transferidos a los hijos. Tarde o temprano los hijos van a pagar por estos pecados y se retransmitirán a sus hijos, si no cortan con la raíz de iniquidad.

Esta enseñanza no pretende mandar a nadie al infierno, es decir no es de condenación. Simplemente si hay alguien que este batallando con un pecado o atadura a un pecado repetitivo (eso se llama iniquidad), mi deseo es que sea libre y hacerle ver la gravedad de la iniquidad aun para los creyentes en Cristo.

 Ahora bien donde hay iniquidad simplemente esa persona no puede llegar a cumplir su potencial en Dios. Dios lo cuida y lo protege, y provee de un cuidado especial por ellos así como en el desierto a su pueblo solo movido por su misericordia. Pero no se van a poder desenvolver en la voluntad de Dios. Ahí está la gravedad del problema.

Muchos cristianos creen que todo termina con la salvación, es decir recibo la salvación y no hay nada más que hacer. La Biblia no enseña eso, si tu escudriñas la escrituras te darás cuenta que hay un desarrollo o crecimiento para el cristiano. Cuando tú recibes la salvación por gracia, inmediatamente tu nombre es escrito en el libro de la vida. Pero tu manera de vivir debe ser transformada (Rom 12) de acuerdo a las leyes de Dios (Su Justicia).

Cada quien es responsable de su pecado. Si tu heredas iniquidad es una tendencia a pecar, pero tu decides si pecas, no tus papas o abuelos. El cristiano tiene una lucha con pasiones y deseos, pero la decisión de pecar es del individuo. Si tú quieres conocer como se compara la misericordia de Dios, debes comparar que la iniquidad llega hasta la tercera y cuarta generación, pero su misericordia alcanza mil generaciones. Ahí hay misericordia.

Tu naturaleza carnal no cambia el día que naciste en Jesucristo, tu crecimiento en Cristo es gradual y Dios quiere desarrollar tus dones y habilidades. En ese crecimiento hay descubrimientos, aprendizaje y sobre todo debes dejar tu naturaleza carnal. Eso es en lo que Dios está trabajando en todos nosotros.   

La iniquidad es verdadera y está operando  especialmente en las que sus generaciones anteriores no había gente salva.   Hay espíritus que se aferran a generaciones, a familias enteras, tienen derechos legales sobre esas familias. La oración por los pecados de los padres es válida y es escuchada por Dios (Daniel 9:8, Nehemías 1:6).
Ser padre es de mucha responsabilidad, pero si yo como cristiano acostumbro mentir, mis hijos aprenden que si se puede mentir aun siendo cristiano. ¿Qué es lo que les estoy heredando a mis hijos? Si yo como padre no me libero de ese pecado, se lo heredo a mis hijos y a los hijos de mis hijos. 

Si a mis hijos los maltrato con palabras, con amenazas y golpes como un medio para hacer entender las cosas, para hacerlas ejecutar, o solamente porque alguien tiene que pagar los platos rotos; los gritos, las malas palabras, las provocaciones y todo aquellos componentes de los actos violentos  que se viven en un hogar por ende que eso se está transfiriendo a la generación que viene.

Hay demasiados cristianos dejando herencias terribles a sus hijos, es por eso que necesitamos liberarnos de la iniquidad. Lo peor de todo es cuando esas iniquidades no aparecen en los hijos sino en los nietos.

Hay hijos que muchas veces manifiestan que ven o siente cosas extrañas en sus casas con una fuerte tendencia a lo oculto y en la indagatoria de  conocer el origen de los hechos ellos dicen “que papa ni mama ni los hermanos no les sucede lo mismo”, pero “tengo a mi abuelita que nos contaba que veía cosas extrañas”. Esa niña siente que sus padres no la entienden y si no la entienden no la van a poder ayudar. Si no entienden las iniquidades tampoco la van a poder ayudar. Ni se ayudaran ellos.

En las sagradas escrituras vemos como la iniquidad son como cárceles de la cuales solo el poder de la sangre de Cristo se puede hacer libre”
“Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás. Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor. Hechos 8:20-24

 Esta prisión de “maldad” es iniquidad. ¿Ves como la iniquidad también opera en los hijos de Dios? ¿O crees que no fue efectiva la sangre de Cristo cuando Simón acepto la salvación? En ninguna manera esta es una contradicción a la palabra de Dios. Dios es muy claro cuando dice su palabra:

“él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. 1 Juan 1:9

¿Te fijas? El es fiel y justo para PERDONAR nuestros pecados y LIMPIARNOS de toda “maldad”, esta palabra maldad es iniquidad.

“¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas a quienes mataron vuestros padres! De modo que sois testigos y consentidores de los hechos de vuestros padres; porque a la verdad ellos los mataron, y vosotros edificáis sus sepulcros. Por eso la sabiduría de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán,  para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo,  desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo; sí, os digo que será demandada de esta generación”.  Lucas 11:49-51

 Jesús confirma lo que dice Éxodo 20 y 34 acerca de las iniquidades o maldiciones que recogen los hijos por los pecados de los padres, esta es una  palabra reveladora y simple y sencillamente comprueba que las maldiciones e iniquidades traen consecuencias sobre los hijos.

“No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”. Romanos 6:12-14

Del griego Adikia que significa injusticia (ilegalidad), equivocado, inmoralidad, injusto. Esta palabra en el original Hebreo es avon #5771 Concordancia Strong. La definición de esta palabra incluye iniquidad, perversidad, depravación, culpabilidad y castigo o castigo por la iniquidad o consecuencias de la iniquidad.

 “pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. Isaías 59:2





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