LA HUMILDAD UNA PRÁCTICA
PARA RESTAURAR RELACIONES DAÑADAS
Texto:
1 Pedro 5:5.
Todos
estamos expuestos a enfrentar conflictos en nuestras relaciones, aquí no es el
cielo. Todos tenemos debilidades y cometemos errores, voluntaria o
involuntariamente que pueden deteriorar nuestras relaciones. Pero hay buenas
noticias: Según los expertos en relaciones interpersonales y la experiencia nos
enseñan que casi todas las relaciones pueden ser reparadas y la Biblia tiene
mucho que enseñarnos al respecto; pues hemos entendido que para Dios no hay
nada imposible. Lamentablemente hoy las estadísticas hablan de un alto índice
de divorcios, aun entre cristianos; sin embargo si hacemos un análisis a la luz
de las escrituras DIVORCIO no es nada más y nada menos que EGOISMO (alguien no
quiere ceder)
La
honestidad, la sensibilidad, la buena comunicación son condiciones necesarias
para restaurar relaciones, pero quiero hablar de una cualidad que le da
incluso, a estas virtudes, su verdadero sentido: La humildad.
La
humildad es una virtud muy apreciada por Dios,
1 Pedro 5:5, Del mismo modo
ustedes, los jóvenes, deben obedecer la autoridad de los líderes de la iglesia.
Todos deben tratarse con humildad, pues la Biblia dice: «Dios se opone a los
orgullosos, pero trata con amor a los humildes». Dios rechaza abierta y profundamente toda
manifestación de orgullo:
Proverbios
6:16-17, “Hay seis cosas, y hasta siete, que el Señor aborrece por completo: los
ojos altaneros…” Note que el orgullo es la primera de esta lista.
Proverbios
11:2, El orgullo acarrea deshonra; la sabiduría está con los humildes. Proverbios 13:10, El orgullo sólo provoca
peleas; la sabiduría está con los humildes.
2da Samuel 22:28, Tú salvas a los
humildes, pero te fijas en los orgullosos y los humillas. Santiago 4:6, Pero él
da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los
humildes.
Dios
está siempre del lado opuesto de los orgullosos. Por otro lado, la Biblia está
llena de promesas y bendiciones para sus hijos que actúan en humildad.
Proverbios
15:33, El honrar al Señor instruye en la sabiduría; para recibir honores,
Primero hay que ser humilde”. Proverbios 22:4, La humildad y la
reverencia al Señor traen como premio riquezas, honores y vida”. Santiago 4:10, “Sean humildes delante
del Señor y él los premiará.”
Sin humildad no estaríamos dispuestos a tomar
acciones serias y difíciles que se requieren para restaurar nuestras
relaciones. Consideremos seis ingredientes para esta receta de humildad que la
Biblia aconseja para la restauración de relaciones:
Algunos ingredientes de la humildad para
restaurar relaciones:
1ro:
Pida ayuda a Dios. Pedir
la ayuda de Dios requiere de humildad. Sin humildad no pudiéramos decir: Dios,
necesito tu ayuda para arreglar esta relación. Y este debe ser el punto de
inicio.
¿Qué
hará Dios por aquellos que en humildad buscan su ayuda para restaurar una
relación? Santiago 4:6, “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios
resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”
“El
da mayor gracia” Dios ofrece una dosis generosa de su ayuda. La gracia de Dios
es poder para cambiar, poder para sanar, poder para pedir perdón y para
perdonar, poder para resucitar lo que pensamos que ya murió. La llave que abre la puerta al poder de Dios
es la humildad. Es más fácil ser defensivo que ser humilde, por eso es que hay
que comenzar pidiendo la ayuda a Dios.
2do:
Valore a la persona amada. Si
una persona piensa o siente que no la valoramos que no le expresamos el respeto
que merece, estará en clara desventaja para disfrutar relaciones sanas. Tratar
a la gente sin respeto siempre traerá conflictos.
Expresamos
valoración cuando compartimos cuánto nos importa disfrutar esta relación y
nuestro compromiso de hacer lo necesario para restaurarla. Expresamos valoración cuando mostramos
respeto. Romanos 12:10, “Ámense unos a otros como hermanos, y respétense
siempre”. BLS
Expresamos
valoración cuando vemos a los demás como más importantes que nosotros mismos.
Filipenses 2.3, “No hagan nada por orgullo o solo por pelear. Al
contrario, hagan todo con humildad y vean a los demás como mejores a ustedes
mismos.”
Dos
consejos para practicar este principio:
Présteles
atención. Para oír lo
que dice una persona bastan los oídos, para poner atención se necesita tiempo y
corazón. ¿Quiere expresar a sus hijos cuánto valen para usted? Arrodíllese,
mírelos a los ojos y escúchelos.
Respete
sus sentimientos. Esto
no quiere decir que esté de acuerdo con dichos sentimientos o que son
legítimos, pero respetarlos es el primer paso para ayudarle a cambiar.
3ro:
Reconozca su responsabilidad y su pecado. Gálatas 6:5, “Cada uno es responsable ante Dios de
su propia conducta”. Reconocer nuestras debilidades y faltas y
comprometernos a crecer en esas áreas requiere de mucha humildad.
“Estoy
equivocado”, “Discúlpeme”, “Perdóneme”, “Es mi responsabilidad”… Si estas
palabras se ahogan en nuestra garganta es una muestra clara de orgullo.
El
orgullo es el más fuerte estado Anti-Dios. Este pecado es el que más nos enoja
al verlo en otros, pero también el que más nos cuesta ver en nosotros mismos.
Entre más orgullo tenemos más nos cuesta soportar el orgullo en otros. Reconocer nuestra propia responsabilidad o
pecado es como quitar la basura que obstruye que el agua de la reconciliación
fluya con toda libertad y arrastre la basura que la detiene y enturbia.
4to:
Decida soportar. Muchas
veces exigimos a otros lo que nosotros mismos no estamos haciendo y esperamos
más de ellos de lo que esperamos de nosotros mismos.
¿Conoce
usted a alguien que no cometa errores, que no peque, que no tenga debilidades,
que sea perfecto? ¿Por qué entonces esperamos perfección de ellos? Colosenses
3:13, “Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno
tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también
hacedlo vosotros”.
Ofendernos
fácilmente y sentirnos heridos por cualquier cosa, es síntoma de orgullo. 1
Corintios 13.7, “El que ama es capaz de aguantarlo todo, de creerlo todo,
de esperarlo todo, de soportarlo todo”. BLS. Efesios 4:2, “Sean
humildes y amables; tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor.” DHH
Parar
de esperar perfección ayuda de una manera increíble a la sanidad de las
relaciones. Al reducir la fricción crece la comprensión y aumenta la
posibilidad de mejorar.
5to:
Ajústese a las necesidades de los demás. No estamos hablando de “entender al otro”, ni de
“Reconocer que el otro tiene necesidades” ni siquiera de “Valorar a la persona
amada” Estamos hablando de poner las necesidades de los demás como más
importantes que las nuestras. Esto exige un nivel muy profundo de humildad.
La
verdad es que todos quisiéramos que los demás se ajustaran a nuestras
necesidades pero la Biblia enseña lo opuesto. Romanos 15:2, “Ninguno
busque únicamente su propio bien, sino también el bien de los otros”.
Dios tiene cuidado de los que deciden tener en
primer lugar el cuidado de los otros. Santiago 4:10, “Sean humildes
delante del Señor y él los premiará”.
6to:
Renuncie a sus propios derechos. Sencillamente
esto puede ser causa de risa, sin embargo esta es la máxima prueba del amor, la
máxima prueba de humildad, el más grande compromiso de imitar a Cristo.
El
supremo modelo de rendir nuestros propios derechos es Jesucristo. Filipenses
2:5-7, “Tengan la misma manera de pensar que tuvo Jesucristo: Aunque
Cristo siempre fue igual Dios, no insistió en esa igualdad. Al contrario, renunció a esa igualdad, y se
hizo igual a nosotros, haciéndose esclavo de todos”.
Jesús tiene todo el derecho de ser honrado,
adorado, servido, pero Él rindió sus derechos y fue humillado, escupido,
azotado, le pusieron una corona de espinas, dejó que lo clavaran en una cruz
donde murió, de una muerte cruel en extremo.
Dios promete cuidar de los que rinden sus
derechos a favor de otros. Salmo 140:12, “Yo sé que Dios tomará a su
cargo la causa del afligido, Y el derecho de los necesitados”.
¿Qué “Derechos suyos” están causando fricción
o dolor o alejamiento en su prójimo o pareja?
CONCLUSIÓN.
¿Qué
ingrediente para restaurar su relación tiene ya en sus manos?
¿Cuál
es su próximo reto?
Este
es un modelo de oración par tomar un compromiso de humildad: “Señor tengo que
admitir que he sido orgulloso y que este orgullo ha producido conflictos y
alejamiento con algunas personas con las que me relaciono, pero hoy pido en
humildad tu ayuda. Gracias Señor por ayudarme a restaurar esta relación.
Recibir
a Cristo es el primer paso de humildad, porque nos hace reconocer nuestro
pecado y que sólo por su perdón podemos entrar en amistad con Dios.
Pasto Simón
Melendres – Subof Sup (R) – Córdoba.-
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