En aquella oportunidad en que Pablo escuchara el mandado divino (Hechos
26:12-18) del cual extrajimos 10 mandatos; alguien más le prestó atención y se
dispuso hacerle la vida imposible.
Aquí extraemos algo relevante y es el valor de las palabras; el enemigo también
escucho la voz de Dios y se determinó en hacer todo lo posible para que
fracasara. Entonces tomemos nota de cuanta importancia tienen nuestras
palabras; pues ellas muchas veces son el vehículo para que satanás dirija sus
operaciones de destrucción.
De tantos obstáculos que Pablo padeciera, están los que agraviaron su
propia persona y eso podemos tomar nota en 2da Corintio 11:23-28; allí esta
explícito lo que vivió a través del sufrimiento:
“¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en
trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de
muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes
menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces
he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar;
en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de
los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en
el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y
fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en
desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la
preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién
se le hace tropezar, y yo no me indigno?”.
Tengo la plena convicción de que el león tenía su boca abierta observando
en que momento Pablo desistía o abandonaba el Plan en tiempos de sufrimientos.
No solo enfrentó el ataque externo, también muchos en su mismo entorno eran
solo apariencia; falsos e hipócritas estaban en esa larga lista de falsos
hermanos. Muchos hoy son buenos hermanos mientras no les toquen su orgullo o
sus intereses.
“Alejandro el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague
conforme a sus hechos. Guárdate tú también de él, pues en gran manera se ha
opuesto a nuestras palabras. En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado,
sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor
estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la
predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del
león. Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino
celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén (2da Timoteo
4:14-18).
Si es posible satanás levanta gente idónea para causar males. Contra Pablo
levantó a él calderero; pero notemos que el apóstol no pidió justicia ni sintió
vengarse, sino encomendó la causa a la intervención divina.
Vemos que más allá de los sufrimientos ya padecidos y enumerados; la lista
continuaba; pues esa gente se oponía a sus palabras, que no eran propias pues
el Espíritu de Dios se las confiaba.
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