martes, 22 de marzo de 2016

Reflexión

Insignificante para el hombre, importante para Dios.



Pero el SEÑOR le dijo a Samuel:

   —No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El SEÑOR no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el SEÑOR mira el corazón.
1 Samuel 16:7

El relato bíblico escogido sucedió en circunstancias de que el rey de Israel, Saúl, había sido desobediente a la guía de Dios y por ende el Señor le quitaría el lugar de privilegio que le fuera dado.

Previo a ello, Dios escogería un nuevo rey el cual pertenecería a la tribu de Judá. Más precisamente a la casa de un hombre llamado Isaí, el cual tenía ocho hijos varones.

Cuando Samuel llegara a esa casa, Dios le señalaría al escogido para que lo ungiera como rey.

Estando ya el Profeta entre ellos, quedó impresionado por el porte de uno de los hijos de Isaí y pensó para sí: “Este debe ser el futuro rey de Israel, escogido por Dios” ….y la respuesta de Dios no le tardó en venir …… El SEÑOR no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el SEÑOR mira el corazón.

Y así fueron pasando todos los hijos presentes, siete en total, y ninguno era el escogido. Samuel intrigado pregunta: Estos son todos tus hijos?. –No, responde Isaí, falta el más pequeño – David - el cual está cuidando las ovejas y las cabras. Samuel supo en ese momento a quién Dios había elegido.

Cuantas veces a lo largo de la vida y por que no decir de la carrera profesional, las personas han sido “etiquetadas” por su apariencia y debido a ello, han sido las oportunidades de crecimiento que recibieron.

A cuántas personas les tocó vivir circunstancias que también lo fueron poniendo en desventajas con sus pares (situación socio-cultural, económica, familiar, etc) que lo fueron marcando y haciéndole creer que estaba destinado al fracaso; y tal como David, en un sentido figurado, solo eran aptos para cuidar cabras y ovejas, mientras los demás disfrutaban de mejores lugares.

Esta porción de la biblia, es una de las tantas, que quedaron plasmadas con el fin de llenarnos de esperanza y motivación para no bajar los brazos, y seguir caminando sin importar:

- Cuáles sean las circunstancias que estemos atravesando.
-  Los fracasos que hallamos sufrido.
-  Los desprecios y los no reconocimientos de hoy.

Aquí Dios nos habla, que más allá de todo eso, Él tiene nuevas oportunidades para darnos, que ve más allá de nuestras limitaciones y asimismo está dispuesto a confiar en nosotros. Él anhela sacarnos de entre las “ovejas y cabras” para darnos un lugar de privilegio.

Qué bueno es saber esto!. Qué bueno es poner el corazón en las manos de Dios para que Él lo moldee y así sus ojos estén de manera permanente allí!

Qué bueno es saber que Dios entregó a su Hijo Jesucristo, para hacer de nosotros nuevas personas, lavando los corazones de los creyentes por medio de su Sangre Inmaculada. Anulando las actas que nos eran contrarias (vivencias del pasado) y clavándolas junto con Él en la cruz del calvario.

Qué bueno es saber que: Puedo ser insignificante a los ojos de los hombres, pero que soy importante a los ojos de Dios!

Ariel Lucero – Ministerio a los Uniformados.-

0 comentarios:

Publicar un comentario