Estamos viviendo los tiempos donde
la cosa más importante para la buena convivencia está cada vez más ausente,
como es el amor. Cuando Jesús se refiere a las señales antes del fin dice “Por
haberse multiplicado la maldad el amor de muchos se enfriará” (Mat 24:12).
Se refiere a gente que antes amaba y que hoy ya no ama más o ama
menos. Gente que ha enfriado su relación con Dios primeramente, luego con el
prójimo y consigo mismo. La respuesta sencillamente es que han desobedecido a
Dios y le han dado lugar al mal a pesar que su palabra dice “El que guarda el
mandamiento no experimentará el mal” (Ecl 8:5).
Muchos se sorprenderán del
comportamiento irrazonable de personas que hoy sin mediar causas algunas han dejado
de amar; aún en los pequeños actos los gestos demostrativos brillan por su
ausencia, sin razón alguna evita una
atención o de manifestar un saludo como producto de la cordialidad y así tantas
otras expresiones que han sido dejados de lado.
Por la falta de amor hoy los
conflictos familiares se multiplican, cada uno lucha por lo suyo y súbitamente prefieren
permanecer en la soledad. La falta de amor ha elevado el comportamiento
negativo del ser humano, siendo intolerante, se irrita por cualquier cosa,
guarda muchos rencores, nada soporta, rechaza las verdades y se sumerge en la
hipocresía y las mentiras.
Cuando Jesús dice Oye Israel!, se
refiere a ti y a mí. Él manda a cumplir diciendo “amaras”, no pide por favor ni
pregunta si lo puedes hacer o no; solo ordena, así como en Deut 10:12 Dios lo
exige y en Deut 11:1 da a entender que
si no lo amas no podrás cumplir con sus principios y mandamientos.
QUE LO AMEMOS CON TODO: la pregunta
de rigor surge automáticamente. Cuanto lugar de nuestro corazón le hemos
entregado a él o habrá otras cosas que ocupan lugares que le pertenecen a
Dios?. Luego dice con toda el alma, eso significa entregarle nuestra voluntad y
nuestras emociones donde anidan los sentimientos y deseos. Cuando los
sentimientos son avasallados por ataque externos y producen un impacto de
desánimo y de cansancio es la evidencia de que todavía hay área que no han sido
consagradas a Dios. Además agrega que debemos amarle con toda nuestra mente,
cosa que nada tiene que ver con los sentimientos sino con los pensamientos. La
mejor forma de cuidar nuestra mente, es meditando de día y de noche en su
palabra. Por ultimo dice que lo debemos hacer con toda nuestras fuerzas, no con
pocas ni con algunas, sino todas, no las fuerzas de él sino las nuestras.
QUE AMEMOS A NUESTRO PROJIMO: Dice
que también lo hagamos con todo porque es semejante al 1ro o sea ni más ni
menos, tiene la misma importancia. Para que esto ocurra debe primar sobre
nosotros el amor incondicional, nunca debe esperarse nada a cambio, nuestro
amor no debe ser negociable, tal es así que aun a nuestros enemigos debemos
amarle. Debemos amar al otro a pesar de las diferencias que pueden ser muchos. Cuantas
veces el perfil de quien está en nuestro entorno no es el indicado o no es de
nuestro agrado sin embargo debemos amarlo.
QUE NOS AMEMOS A NOSOTROS MISMOS:
Cuando leemos que dice que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos;
quiere decir que se puede medir cual es la dimensión de mi amor por el otro de
acuerdo a como yo me esté amando, creo entender que si rechazo al otro es
porque yo también me rechazo a mí mismo, que si no lo amo, yo tampoco me amo.
Que si debo cuidar o velar por el otro por amor y no lo hago quiere decir que
yo también me descuido a mí mismo, en definitiva descuido mi persona y no
tendré aprobación de parte de Dios. Muchos han menguado aun en el cuidado de su
dignidad.
Conforme a estos principios
aprendemos que nada puede superar la importancia que tiene para Dios la
obediencia de estos mandamientos, por ello debemos tener en cuenta que:
NADA ES MÁS
IMPORTANTE QUE ESTOS: En esta comparación podemos entender la importancia que
tiene para Dios nuestro amor. Si habláramos lenguas angelicales, si tuviéramos
profecías y entendiéramos los misterios y toda ciencia, si tuviéramos mucha fe
o si vendiéramos nuestros bienes y le damos de comer a los pobres e inclusive
si sacrificamos nuestros cuerpos a favor de otros y no tenemos amor, para Dios
nada somos. Para Dios nada tiene más valor que el cumplimiento de estos
mandamientos, nada de los demás que pudiéramos creer o hacer podrá superar
estos.
QUE NI LOS
SACRIFICIOS NI HOLOCAUSTOS CUENTAN: Uno de esos sacrificios suelen ser la
oraciones y los ayunos; a veces pareciera ser que se pretende torcer la mano de
Dios, otros se abstienen de ingerir alimentos padeciendo hambre; en todo caso
se olvidan de ayunar y orar por las ligaduras de impiedad que en definitiva no
les deja cumplir con el 1er y 2do mandamiento. Dios decía ¿Para qué me sirve,
la multitud de vuestros sacrificios? hastiado estoy de holocaustos!. Cuantos
hacen grandes cosas como para Dios, sin embargo él no está en esos eventos.
QUE EL SABER Y NO
HACERLO ES MIRAR DE LEJOS: El saber y no hacerlo es estar lejos del Reino de Dios.
Ellos respondieron sabiamente, demostrando con sus palabras que lo habían entendido,
pero faltaba lo más importante que es llevarlo a la práctica. De la misma
manera ocurre en estos tiempos, mucha gente sabe que es lo correcto sin embargo
no lo hace, y eso agrava cualquier situación porque es pecado (Sgo 4:17) porque
en definitiva es desobediencia.
La efectividad del cumplimiento
de estos mandamientos siempre arrojara buenos resultados cuando se lleve a la práctica;
además Dios dice que “No amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en
verdad” (1ra Juan 3:18).
SIMON MELENDRES (Subof My) ® Capellán
(Sirve en la Iglesia Satélite de Parque Republica del Ministerio Cita con la
Vida de la ciudad de Córdoba.
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